Shuarma
Ser artista en el sentido más bohemio y auténtico del término y moverse por instinto y por pura necesidad vital de crear no impide tener también la capacidad de ser un producto atractivo e inusual, nos atreveríamos a decir, incluso, indispensable, necesario y urgente en el mercado actual de la música hispana… Nos encontramos frente a Shuarma, compositor inquieto que se deja empapar de todo lo que le rodea y se arriesga a investigar.
Tomó la difícil decisión de deshacer Elefantes, el grupo que había fundado y liderado durante más de 11 años, frente a una puesta de sol en Essauira (Marruecos), y a partir de ese momento con una guitarra rota que le dejaron El Maisson de les Artistas, donde se alojaba, empezó a componer las canciones del que sería su primer disco en solitario, Universo. Luego se retira a Formentera durante tres meses, monta un pequeño estudio en la casita en la que se hospedaba y termina de maquetar su nuevo disco, un álbum en el que exprime hasta la última gota de su energía. Canciones como Todo cambia, El niño que fui ayer o Universo expresan, entre otras, a la perfección su inquietud por el paso del tiempo, la necesidad de crecer y aceptar el cambio, de vivir el presente y valorar lo que en cada momento te da la vida.
Universo es un álbum que, sin duda, refleja una madurez artística ganada a pulso y obtenida a lo largo de estos más de diez años de trabajo. Abre la puerta de una larga carrera, fruto de la devoción por la música y de la reflexión en el que el polifacético artista bacelonés muestra su lado más positivo, donde nos habla también de sentimientos como el amor y toca con humildad y sencillez cuestiones filosóficas como el yo auténtico y ego, y de la muerte, en definitiva, todo aquello que ocupa su mente y que como buen buscador trata de responder y sobrellevar.
Shuarma resurge de “sus propias cenizas” (el fin de Elefantes) y nos muestra su lado más sensible y comprometido mostrándonos su “universo” más íntimo… Cada canción es un viaje imaginario o real que el artista realiza… como la colaboración con Intermon Oxfam, en este caso un viaje real a Burkina Faso (África) durante el cual protagonizó un documental para la ONG de denuncia contra las terribles condiciones en las que viven los burkinabés por culpa de las leyes actuales del comercio internacional, y en agradecimiento a la impresionante labor que día tras día desempeña Intermón decidió donar los derechos de autor de una de las canciones del álbum, J’habite a l’eden en la que podemos disfrutar de la colaboración del grupo número uno burkinabé, Yeelen.
Universo como cualquier álbum de calidad presenta trece buenas canciones que han sido arregladas y sazonadas con sal y pimienta de calidad por el veterano producto Joe Dworniak (Radio Futura, Kiko Veneno, Juan Perro, Elefantes), con mucho mimo y a fuego lento. El resultado de este guiso, un álbum en el que las guitarras acústicas sustituyen a alas eléctricas, donde la percusión cobra protagonismo indiscutible, en definitiva, un pop que flirtea con sonidos más étnicos. Podemos mencionar como un ejemplo de todo esto la importante colaboración de artistas como Juan Aguirre del grupo Amaral (pop) o Maxwell Write, uno de los percusionistas de Ojos de Brujo, al igual que la importante aportación de Seydu, músico sierraleonés que trabaja con instrumentos reciclados; Grez Bone, guitarrista que ha trabajado con Swing, Kylie Minogue o Simple Red; Fran Tontoh batería de Craig David o George Michael.
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